martes, 19 de abril de 2011

El otro yo - Mario Benedetti

Vaya pues, un cigarro en honor a Benedetti.

Por cierto*. En Google Chrome no lo descargará, les recomiendo Mozilla Firefox.

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viernes, 15 de abril de 2011

Nietzsche y nihilismo



Nihilismo

De “nihil”, nada. Actitud vital y filosófica que niega todo valor a la existencia, o que hace girar la existencia alrededor de algo inexistente.

En este sentido el nihilismo no significa creer "en nada", ni pesimismo ni mucho menos terrorismo como suele pensarse, si bien estas acepciones se le han ido dando con el tiempo a la palabra. De todas formas hay autores que al nihilismo, entendido como negación de todo dogma para

dar apertura a opciones infinitas no determina

das, le llaman "nihilismo positivo", mientras que al sentido de negación de todo principio ético que conlleve la negligencia o la autodestrucción le llaman"nihilismo negativo" (También se les conoce como "activo" y "pasivo".


Desde filosofía:


El nihilismo tiene antecedentes muy antiguos y se encuentra ya en algunos textos filosóficos hebreos, como el Eclesiastés. Entre otros filósofos ecuménicos que han escrito sobre esta materia se incluye a Friedrich Nietzsche y a Martin Heidegger. Nietzsche describió a la cristiandad como una religión nihilista porque evadía el desafío de encontrar sentido en la vida terrenal, y que en vez de eso crea una proyección espiritual donde la mortalidad y el sufrimiento eran suprimidos en vez de transcendidos. Nietzsche creía que el Nihilismo es un resultado de la muerte de Dios, e insistió en que debía ser superado, dándole de nuevo significado a una realidad monista. Buscó un idealismo pragmático en vez del idealismo cósmico de Schopenhauer.

La idea nietzscheana del nihilismo es compleja:

1. Nihilismo como decadencia vital: para Nietzsche toda cultura que crea en la existencia de una realidad absoluta, realidad en la que se sitúan los valores objetivos de la Verdad y el Bien, es una cultura nihilista. En la medida en que el cristianismo concentra esta realidad absoluta en la figura de Dios, a la que le opone el mundo de las cosas naturales, y en la medida en que, según nuestro autor, dicho mundo “superior” es una pura nada, la cultura cristiana, y en definitiva toda la cultura occidental, es nihilista pues dirige toda su pasión y esperanzas a algo inexistente (el Dios cristiano, el Mundo Ideal y Racional de los filósofos), despreciando de modo indirecto la única realidad existente, la realidad del mundo que se ofrece a los sentidos, la realidad de la vida. En “Así habló Zaratustra” representa Nietzsche este modo de mostrarse el espíritu con la figura del camello, símbolo de la aceptación resignada de las mayores cargas.

2. Nihilismo activo: es también nihilista la filosofía que intenta mostrar cómo los valores dominantes son una pura nada, una invención; la filosofía nietzscheana es nihilista en este sentido pues propone la destrucción completa de todos los valores vigentes y su sustitución por otros radicalmente nuevos (propone la “transmutación de todos los valores”). Este nihilismo es una fase necesaria para la aparición de un nuevo momento en la historia de la cultura, para el reencuentro con el “sentido de la tierra”, la aparición de una nueva moral y de un nuevo hombre, el superhombre. En “Así habló Zaratustra” representa esta figura del espíritu con la metáfora del león (por su agresividad, su capacidad destructiva).

3. Nihilismo pasivo: es una de las consecuencias de la “muerte de Dios”, aparece por la consciencia del carácter radicalmente infundado de la creencia en lo sobrenatural, de la creencia religiosa en el mundo del espíritu. Durante siglos nuestra cultura ha considerado que los valores descansan en algo trascendente, que existe un ámbito objetivo gracias al cual la existencia tiene sentido. La vida tiene un sentido porque algo exterior a ella se lo da. Con la muerte de Dios sobreviene la crisis del sentido y el convencimiento de que la existencia es absolutamente insostenible, vacía, carente de sentido. El “nihista pasivo” no cree en ningún valor, puesto que considera que todo valor es posible sólo si Dios existe, y Dios no existe; termina en la desesperación, la inacción, la renuncia al deseo, el suicidio. En este momento crítico encontramos el nihilismo en la desesperación de los que consideran que nada tiene sentido ni valor por no existir aquello que debería ser el fundamento de todo sentido y valor, Dios. Aquél que dijese que si Dios no existe todo está permitido, aquél que desesperase de la vida y se levantase en contra de ella por considerar que ésta solo puede tener su fundamento en algo ajeno de ella y que dicho fundamento no existe, ese sería también nihilista.